Recorrimos todo el lugar, no había forma de bajar, Lucy seguía viendo el mismo sitio donde creyó que estaba Aslan, entonces Peter le pregunto – ¿Donde dices que viste a Aslan?- Lucy le contesto mientras caminaba cerca del borde del risco –Quisiera que dejaran de actuar como adultos todo el tiempo, además se que lo vi, y fue por… Ahh- Grito Lucy cuando se desprendió parte del risco dejándola caer sobre un camino que bajaba hacia el río –aquí- respondió con una sonrisa completando su frase, todos pensaron lo mismo, así que comenzamos a bajar, cuando llegamos a la parte de abajo todos se iban resbalando, pero solo yo sabia mantener el equilibrio, incluso parecía que estuviera bailando, Edmund iba junto a mi y me pregunto – ¿Estas segura de que eres una humana?- su pregunta me extraño, pero igual le conteste –pues si, ¿Por qué no habría de serlo?- Ah lo siento es que, tienes la gracia de una ninfa- mi cara se puso completamente roja, aunque su comentario estaba en lo cierto, después de todo mi madre es una ninfa o lo era, no lo se, solo se que no la veo desde que vivo con mi primo Caspian.
Seguimos la travesía hasta llegar al final del río, todos son sentamos a descansar en esas pequeñas piedras que estaban en la orilla, pero Lucy no tenía esos planes, la valiente vio a un oso y se acerco a saludarlo, me di cuenta de lo que pasaba y le grite –¡No se mueva alteza!- el oso reacciono a mi grito y salio corriendo hacia Lucy, todos los que estábamos sentados corrimos a socorrerla, Susan preparo su arco y le dijo al oso que se detuviera, este no la obedeció, le dije que disparara, Lucy callo al suelo, el oso se paro en dos patas y una flecha lo atravesó, todos creímos que había sido Susan pero no fue ella, fue el hombrecito quien lo hizo, todo paso tan rápido, pero las preguntas no tardaron en aparecer -¿Por qué no se detuvo?- Pregunto Susan bajando su arma, el pequeño le respondió fácilmente –Tal vez porque tenía hambre- Pero ellos solían ser amables y nos entendían- dijo Lucy algo decepcionada y desconcertada –Las cosas han cambiado en estos años alteza, ahora todos son salvajes, con la llegada de los Telmarinos no les quedo de otra que defenderse con su instinto salvaje- le respondí cortando aquella parte del oso en la que se encontraba la flecha.
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